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Diana era estudiante de una universidad del Opus Dei colombiana y fue durante su formación en gastronomía que conoció a su atacante. En aquella universidad, como requisito para la graduación, los estudiantes deben trabajar en el restaurante-escuela fundado para tal fin. Allí, uno de los sous-chef encargados de ayudar en la formación de los estudiantes, Esteban Lozano, empezó a mostrar interés por ella. Él era un hombre ocho años mayor que Diana y ella, que en un principio no tuvo el más mínimo interés por él, acepta ahora que estuvo con Lozano porque acababa de salir de otra relación y quería sentir la protección que podía darle un hombre mayor.

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Todo inició como una relación a escondidas, pues los noviazgos maestro- alumno están prohibidos en aquella institución, como en la mayoría de instituciones educativas. Pero, desde un principio, las muestras de dominación por parte de él se hicieron presentes. Llamadas insistentes y no permitir que ella pagara nada, para poder controlarla, fueron sólo el inicio. De ahí en adelante las cosas crecieron hasta la noche del ataque.

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Muy recientemente se ha empezado a hablar sobre "stealthing", una práctica en la  que el hombre, durante la relación sexual, se quita el condón sin contar con el consentimiento de su pareja para hacerlo. Alexandra Brodsky, abogada graduada de la universidad de Yale, escribió un artículo que se publicó en el periódico de Ley y Género de Columbia, con el que consiguió que muchas víctimas, que ni siquiera lograban reconocer el ataque que habían sufrido, lo hicieran. Brodsky está buscando que mundialmente se reconozca el no uso del condón como un ataque sexual que pone en riesgo la vida y la integridad de la víctima, ya que puede desencadenar en la transmisión de enfermedades venéreas como el VIH, entre muchas otras, o en embarazos no deseados. Gracias a la insistencia, en enero de 2017, en Suiza, un hombre fue condenado por violación al hacer "stealthing". Es la primera y única condena que se ha dado por este crimen a nivel mundial.

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Cuando llevaban aproximadamente un mes de relación, Esteban le pidió a Diana que se encontraran en la casa de un amigo de él, para una reunión a la que irían varias personas a ver un partido de la selección. Sin embargo, cuando ella llegó, él estaba solo. Los dos empezaron a ver el partido, pero un momento después, Lozano empezó a frotarse contra ella, a pesar de que Diana no quería.

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           —Yo la verdad me reía porque me parecía muy ridículo lo que estaba haciendo—, afirma Diana riendo, mientras le brillan sus ojos verdes al recordar. Su semblante cambia bruscamente y su mirada se clava en sus manos al continuar— pero la verdad es que, con el paso de la noche, sentía más la obligación de hacer algo y por eso empezamos a tener relaciones.

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Antes de iniciar, Diana le preguntó a Esteban si tenía condón. Ella no estaba planificando con nada más y entendía que además de evitar un embarazo, también debía protegerse de enfermedades. Él le dijo que sí y por eso continuaron. Sin embargo, justo antes de que él terminara, Diana notó que Lozano, solo hasta ese momento, estaba sacando el condón de debajo de la almohada.

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          —Yo sentí pánico y un dolor inmenso, porque sabía que muchas cosas podían pasar después de lo que él me había hecho—, afirma ella.

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Luego de que terminó, Esteban se mostró frío, incluso molesto porque Diana estaba saliendo de su periodo y todavía estaba manchando. Ella, que todavía seguía calculando todo lo que podría pasarle por la decisión de su pareja de no usar condón, tuvo que empezar a preocuparse por haber manchado unas sábanas. Durante los días siguientes la actitud de Esteban no cambió. Respondía de manera agresiva, haciéndole sentir culpable por lo que él llamó "querer controlarlo". Las cosas se complicaron hasta que, finalmente, la relación se terminó.

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La aterradora sorpresa llegaría durante la siguiente citología de Diana, cuando le encontraron unas células extrañas en el cuello uterino. El virus del papiloma humano, aquel que cobra la vida de al menos 270.000 mujeres cada año pues es el inicio del cáncer de cuello uterino y que se transmite cuando se tienen relaciones sexuales sin protección, estaba creciendo en el cuerpo de Diana y ya había alcanzado un grado intermedio de gravedad.

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           —Yo en ese momento sentí que se me había acabado la vida y que había sido por culpa de él, porque yo no había tenido relaciones sin protección con nadie más después de él.

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Por la reciente controversia que ha causado el tema, al que ahora se refieren como la práctica sexual que está en furor entre los jóvenes del mundo, varios medios han hecho artículos en los que buscan explicar el punto de vista de los hombres que deciden hacerlo. Algunos dicen que prefieren hacerlo así porque la relación se siente mejor, más auténtica. Otros afirman que así lo disfrutan más ellos y la pareja. Y algunos declaran que están en todo el derecho de hacerlo, porque ya recibieron el primer consentimiento.

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          —Él me arruinó la vida por más de seis meses en los que sentí que en cualquier momento las cosas se iban a complicar y yo podía morir. Y mientras tanto él siguió tranquilo, incluso metiéndose con otras alumnas.

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Fue cuando Diana supo que Esteban estaba buscando a más estudiantes que decidió tomar acción. En este momento, ella está adelantando un seguimiento con la universidad, pues prometieron que lo mantendrían vigilado para que no siguiera afectando a otras estudiantes, pero penalmente no existe ningún tipo de denuncia que ella pueda hacer sobre su agresor.

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A las personas que no creen que este sea un ataque Diana les dice que es momento que empiecen a considerar que la violencia surge de muchas formas y que, así como ocurrió con ella, la vida de muchas personas puede verse gravemente afectada por la decisión que comete alguien frente a algo que nunca fue acordado. Y, a las víctimas, Diana les pide que reconozcan el ataque y denuncien, para que las políticas cambien y estas violencias invisibles puedan empezar a penalizarse.

 


          *Los nombres en esta historia han sido modificados para proteger la identidad de la víctima.

"Yo en ese momento sentí que se me había acabado la vida y que había sido por culpa de él, porque yo no había tenido relaciones sin protección con nadie más después de él".

"Stealthing": violación silenciosa

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—Yo no iba en plan de nada, pero por estar allá sentía que tenía que hacer algo—, dice Diana sobre el día en que fue abusada sexualmente por su pareja. La violencia sexual asume muchas formas; tantas que algunas de ellas todavía no son reconocidas como delitos. Diana sufrió uno de los ataques sexuales más silenciosos, uno que por su misma naturaleza ni siquiera es entendido, socialmente, como abuso.

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Por: María F. Fitzgerald

La familia: donde nace la violencia de género

Por: Angie Bautista

La familia es uno de los entornos por los que más se perpetúan pequeños actos de machismo en nuestra sociedad. Allí es tradicional que las mujeres reciban un trato distinto únicamente por su género. En este podcast, Jacqueline Suarez, una mujer de 48 años víctima de violencia intrafamiliar, cuenta cómo su pareja, a través de acciones pequeñas, empezó a oprimirla. Luis Bonino Mendez, psicoterapeuta y especialista en masculinidad y relaciones de género dice en su artículo "Micromachismos: la violencia invisible en la pareja", que esas pequeñas conductas arraigadas como idea y como práctica en nuestra cultura, son la base de las demás formas de la violencia de género (maltrato psicológico, emocional, físico, sexual y económico). Para Chloe Rutter Jensen, profesora del Departamento de Lenguas y Cultura de la Universidad de los Andes e investigadora en temas de género y sexualidad, no hay diferencia entre las conductas micro o macro, ambas se articulan para oprimir a la mujer.

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Prelude No. 14 de Chris Zabriskie está autorizado la licencia Creative Commons Attribution.

La familia: donde nace la violencia de género - Angie Bautista
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El sexo, ¿es igual para hombres y para mujeres?

Por: Camila Jaramillo

Se realizó una encuesta virtual a 65 mujeres jóvenes, universitarias entre los 20 y 25 años. Esta encuesta buscaba observar la percepción sobre algunos comportamientos relacionados con el sexo y el actuar de las jóvenes respecto a este tema. Esta muestra no representa las opiniones de este grupo poblacional.

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¿Alguna vez le han pedido depilarse alguna parte del cuerpo para poder tener relaciones sexuales?

Al mes, una mujer que se depila con cera puede invertir aproximadamente entre 100.000 y 150.000 pesos para retirar vellos en las axilas, el bikini, los brazos, las piernas y la cara. En el año 2015, Groupon hizo una encuesta en cinco países de Latinoamérica -incluyendo Colombia- acerca de los gastos en tratamientos de belleza. Al preguntarle a las colombianas cuánto dinero gastan en tratamientos estéticos, el 29% afirmó que entre 50.000 y 100.000 pesos al mes, mientras el 19% de los hombres tuvieron un promedio de 20.000 y 30.000 pesos.

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